Mari Cruz García
Este es el título de la noticia que más gustó del taller de cocreación que se realizó al final de la jornada Innovant des de la col·laboració, celebrada en la sala de actos del peculiar edificio de la Escola d’Engineria de Barcelona Est, en el atractivo aunque lejano campus Diagonal Besòs de la UPC. El taller consistía en trasladarnos al 2025 y confeccionar las noticias de la primera página de uno de los cinco diarios propuestos, y si las cinco creadoras me lo permitís, utilizaré como título de estas líneas.
En mi personal propósito de aprender y participar sobre la manera de trabajar de las comunidades colaborativas en las organizaciones tanto públicas como no, este título define muy bien el estado emocional que sentí durante mi participación en la jornada. Por un lado, la alegría de ver personas de diferentes procedencias con las mismas inquietudes, por otro, las maneras diferentes de gestionar una institución pública o no desde la colaboración. Por si tenéis la inquietud de rememorarlo de nuevo, como ha anunciado Didac, estad atent@s a las redes, que pronto estará disponible.
Se explicaron muchas cosas, todas muy interesantes y enriquecedoras. Una de las que me emocionó especialmente fue la presentada por David Martí, gerente del Conservatorio Municipal de Música de Barcelona, “El conservatori: una comunitat reconeguda i que reconeix a la ciutat” aprender y/o escuchar música al alcance de todos. Otra con la que comparto preocupación, “Dejaremos a nuestros hijos sin la protección de las administraciones públicas” pronunciada por Carles Ramió, Vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional de la Universitat Pompeu i Fabra.
Trabajar desde la generosidad, la confianza, el compromiso. Saber escuchar y compartir para pasar de una estructura clásica a un proyecto común sin mandos intermedios, intercambiando roles, donde las personas sean los auténticos protagonistas, es un ideal que costará, pero yo quiero subirme a este tren. Mientras tanto, trabajar en la convivencia de las dos dinámicas en una misma organización, que no tienen porqué excluirse, digamos que se complementan. Una no puede existir sin la otra ni la otra sin la una. Si no existiera la estructura tradicional no hubieran aflorado las comunidades colaborativas. Se precisan de los dos conceptos para la existencia de los mismos. La vida es un largo ciclo interdependiente, interconectado, en constante cambio…
Con voluntad y entusiasmo se está empezando a tejer un diseño asimétrico-geométrico que nos transmite estabilidad y equilibrio para poder recuperar nuestra armonía innata, nuestra creatividad, nuestra alegría de estar vivos, de trabajar colaborando para mejorar y enriquecernos, que nos ayude a perder el miedo a equivocarnos y si lo hacemos que tengamos el valor de reformular, de replantear, de volver a empezar, rectificar es de sabios dice el refrán.
En la parte del dialogo abierto se plantearon muchas preguntas de diferentes maneras casi la mayoría apuntaba a cómo hacer para interesar a otras personas, si hay técnicas, metodologías… qué hacer si nos topamos con lo que se definió como una manzana podrida, la respuesta fue clara dejar de considerarla podrida, para ello lo podemos enfocar como en la foto, no es una manzana es una naranja, para el caso es lo mismo, está podrida, ahora nos resulta difícil ver otra cosa por esa dificultad no cultivada de conectar con la emoción del otro, pero si tenemos la valentía de abrirnos y darle su tiempo de transformación, lo que en un par de semanas resultará algo con olor, textura y color desagradable con un poco más de tiempo, digamos algunos meses más, se convertirá en un rico y oloroso compost, uhm! el olor de la tierra rica en nutrientes que hará que crezca una bella flor o una suculenta coliflor…
Como nos cuesta ponernos en la piel del otro, que siente, cuáles son sus inquietudes, sus miedos, que le gusta o disgusta, porque habrá llegado a manzana podrida, cuál es su historia. No hacen falta grandes ideas ni palabras rimbombantes, buenos días, ¿cómo estás? las personas por lo general, buscamos ser razonablemente felices, aunque muchas veces no sepamos qué camino tomar para ello, y más hoy en día, nos llega tantísima información, tenemos tantas tareas por hacer que quizá no nos damos tiempo a reflexionar en lo que de verdad importa.
Las emociones son lo más difícil de gestionar, es un trabajo personal e intransferible, cultivar habilidades también, pero podemos empezar a cultivar juntos.
Acabo con la última emoción de la jornada, la encantadora y entrañable complicidad entre Soledad y Osvaldo, creadores de CLEHES, procedentes de la Universidad de Chile, que tuve a mi lado los poquitos instantes de hacer la foto final para el emocionómetro.
¿Os seduce el cultivar habilidades juntos? ¿Empezamos?
Mari Cruz Garcia, amiga visible/invisible del tuppernexus
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